Nadie se puede imaginar lo que se agradece una alegría en la casa de los pobres.
Enhorabuena compañeras y compañeros.
Podemos sentirnos orgullosos y orgullosas del trabajo y del esfuerzo colectivo, de la pasión que hemos derrochado en los debates, en los discursos, en las conversaciones, en las comparecencias públicas y hasta en la pegada de los tradicionales carteles, de toda esa fuerza que nos ha dado la razón y que ha hecho posible que nuestro discurso haya calado en una parte importante del pueblo, de la gente de izquierdas, de 1.680.810 personas que nos han dado su confianza de forma ilusionada.